miércoles, noviembre 02, 2011

Las ciudades latentes de Karen Sevilla

Modelo arquitectónico
9,335 pies cuadrados (867, 2 m2)


Estrellas y boulevards

Después del minuto 30 de cada hora


desfilan tras las córneas

docenas de ventanas de un tren vacío

como un ayer naufragando en ciudad anónima.

Sé que no salí intacta del paso por las calles;
más que un color y una visión me lo recalcan.

Es la mugrienta estación

lejos del rosa trillado, pintada de un gris contemporáneo -
                   
aceras, hojas, caras, calles.

Falta llegar a esa palabra-escalón que envejezca disparada

cuando el presente teja ecos en lo dejado atrás

y muestre que he pasado por aquí mil veces.

Pero todo pareció cobrar sentido al momento del despegue

con el batir de las alas metálicas alejando el suelo ficticio,

estrellas y boulevards desvanecidos
entre tantas cuadras y paradas subterráneas.

Allá arriba llegaba el sonido del agua;

se abría el libro de las tapas férreas.

Y es simplemente la despedida

minutos después de la llegada

como burla al esfuerzo bruto de despegue,

de llamar a lo nuevo sin ninguna novedad.

Al fin se regresa con maletas vacías y la cabeza cargada

resignada a no recobrar lo dejado en una esquina repleta
                                                                                           de gente

al saber que te mataron las calles, las memorias, los
                                                                                            objetos.

De todos modos, cementerio de edificios

gracias por los orgasmos.




Quimera

Hay ciertas cosas para las que tengo prisa enfermiza,
Recordar es verbo estático:
me he negado a jugar dominó en sus plazas,
a adentrar las callejuelas con caras familiares de nunca antes:
no son las millas transitadas, son los muros en la mente.
Las calles abiertas. Los rascasuelos.
Me he adscrito al plan de las fronteras:
en cada esquina en encuentro
el sopor que arremete contra la consciencia
mientras cada muro sostiene en su cadencia:
no se puede negar, eres de estos sitios:
reconocen la indiferencia tras el semblante
en todo lo cambiante: cargo con un cadáver:
New York, la isla y sus ausencias.
Cruzando mi espalda
donde se enmarañaron los suelos y el desvelo
ahora recuerdo: regreso al rincón en donde vivo.
El frío en su estrechez. El calor y su mediatez.
Hay ciertas cosas para las que tengo prisa enfermiza:
el mal de los azares, sus islas
y New York avisándonos el frío.